El buen líder genera un efecto multiplicador en los resultados del equipo y, por ende, en el negocio
No basta con sumar una persona más otra persona en un equipo. No es suficiente. Por eso el líder, si es bueno, genera el efecto multiplicador que hace que 1+1 sean 3 o más.
Durante los últimos años hemos visto muchas infografías que describen las cualidades de un líder. Cualidades que van más allá de la figura del jefe tradicional; la escucha activa, el reconocimiento, la comunicación fluida bidireccional… todo esto y mucho más es lo que el líder de una organización provoca. Esa provocación es parte del efecto multiplicador: multiplica el engagement del equipo, multiplica la motivación de cada uno de los miembros que le reportan, multiplica la creatividad a la hora de diseñar nuevas campañas o nuevas formas de comunicar al cliente…
No sé si alguna vez has experimentado esa situación en la que eres parte de un equipo ganador liderado por un crack. Si es así, he de felicitarte porque son pocos lo que hemos experimentado esas sensaciones y hemos disfrutado con esos equipos ganadores. De hecho, si lo has sentido de verdad quieres seguir sintiéndolo. Es adictivo.
Pero no siempre el jefe es el que genera estas felices sensaciones en el equipo. En muchas ocasiones puede ser un compañero, un manager, un jefe de otro departamento el que está generando el efecto multiplicador. Y tú te preguntas en voz baja ¿cómo molaría trabajar para esa tío/tía? Nos faltan líderes que podamos idolatrar en nuestras organizaciones.
Hoy en día, y siempre, la empresa tiene un solo fin: ganar dinero. Y cada año ganar más dinero. De ahí salen los objetivos anuales de cada uno de los trabajadores.. y luego el bonus, el caramelo más dulce que es solo para los que consiguen los objetivos. Pero hay que medir también a costa de qué o de quién se han conseguido esos objetivos. El líder que los consigue con el resto del equipo (no a costa de ellos) ese es al que hay que imitar, seguir, aprender, copiar…
No sé cómo podemos convertirnos en ese tipo de líder que es tan respetado y admirado por toda la organización pero, por lo que yo he aprendido en diferentes empresas, sé que hay que tener en cuenta lo siguiente:
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Todo lo que hagas hazlo lo mejor posible. Excelencia se llama esto.
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Ayuda a los demás. Todo lo que hagas hazlo ayudando a los demás.
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No pares de aprender. El día que dejes de aprender estarás obsoleto profesionalmente.
No es fácil seguir estos “briconsejos” porque cada uno es como es. De hecho puedes hacerte un avión con estas sugerencias: imprime el post, doblas el papel y lo mandas al archivo circular, comúnmente llamado papelera.
Déjame compartir contigo dos ejemplos de management que puedes “sufrir” en algún momento de tu vida laboral:
1.- El jefe que sólo decía dos palabras: tú le presentabas una iniciativa cualquiera y él sólo te podía responder “hacer, hacer” u “olvidar, olvidar“. A esto le llamo yo el jefe binario: sólo tienes dos opciones: o cero o uno!
2.- El jefe Pilatos: en medio de una reunión acalorada este jefe soltaba la siguiente frase “Hay que articular algo medianamente sensato” y se iba. Y ahí te deja con todo el marrón. Esta tipología de jefe no es aconsejable en las organizaciones de hoy en día. Porque, yo me pregunto: ¿qué aporta a la empresa?
Entre el jefe binario y el jefe Pilatos hay infinidad de estilos de gestión de equipos. Creo que con el segundo se aprendería más porque te deja en una situación en la que tu ingenio, creatividad y astucia deben salir a flote para salvar el culo. En cada situación. hay gente que estos skills los tiene muy desarrollados. ¡Qué envidia!
En el fondo, el trabajo de cada uno radica en cómo seguir generando ingresos para la organización. O, en ocasiones, para que la empresa deje de perder dinero. Ojalá tuviéramos el 100% de nuestra jornada laboral para pensar sólo en eso. El día a día nos come resolviendo problemas…. problemas generado por haber hecho mal las cosas. Volvemos a los consejos de antes: haz tu trabajo lo mejor posible y, si puedes, hazlo en equipo. Sólo puedes llegar antes, pero no tan lejos como puede llegar un equipo ganador.
Y por último, te invito a que leas mi “Teoría del Taburete” donde detallo las 4 patas sobre las que se sustenta la felicidad en el trabajo.
Este artículo se lo dedico a los mejores jefes que he tenido en mi carrera profesional. Ellos me han enseñado a ser mejor profesional y mejor persona. Ojo, se lo podría dedicar también a mi peor jefe, porque él me enseño, inconscientemente, a no hacer nunca lo que él hacía 😉
#AyudarEsGratis
Julio,
100 % de acuerdo. He tenido la gran suerte de tener un jefe “gurú” un crack en todos los sentidos… que broncas me echaba,,,, pero siempre tenía razón el muy…. el 90 % de mi éxito profesional se lo debo a los 5 años largos que pasé a sus órdenes.
Pero no todo el monte es orégano…. en mi última compañía tenia un director general que decía: ” No sé muy bien lo que haces pero creo que lo haces bien ” ojito , ahí lo dejo.
enhorabuena por el blog, soy un gran seguidor tuyo y quizá futuro MIBER.
Gracias por tus comentarios Pablo. Seguiremos informado.
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